Para mi "Steven Seagal"

Se acerca el día del padre y hace ya varios años que por la distancia no paso un día del papá con mi viejo y hoy me da mucha nostalgia.

Mi viejo es un exitoso ingeniero civil ubicado como ejecutivo en una empresa muy importante, trabajólico a morir y preocupado hasta decir basta por su familia y sus únicos "vicios" son fumar como chino y tocar teclados casi hipnotizado por la música que sale de sus manos. Mi papá es una persona buena, con un corazón gigante, pero con una facha dura, alto, imponente, con voz y cara de pesado, que hace equivocarse a muchos y jamás lo imaginarían derritiéndose como mantequilla entre los brazos de sus hijos y tratándonos a mi hermano y a mí, ya con más de 30 años, como sus guaguas.

Mi papá es de aquellos tipos que nació para ser papá y añoraba llenarse de hijos, pero la fragilidad del cuerpo de mamá sólo le permitió, con mucha dificultad, tener dos. Yo fui la primera y me regaloneó hasta la saciedad, cubriendo mis manos pequeñitas con guantes para que no llorara porque se volvían viejas cuando me negaba a salir de la tina por más de dos horas; fabricándome, como buen ingeniero, un chocolante gigante uniendo más de 30 trencitos grandes cuando se me ocurrió en mi antojadiza mente infantil que quería el chocolate "más grande del mundo"; o haciendo malabarismo derrapando las curvas de una cuesta y consolándome a la vez cuando dejaron internada a mi mamá por el difícil nacimiento de mi hermano y yo lloraba desconsolada.

Cuando era chica adoraba a mi papá, era mi ídolo y cuando se fue a estudiar un master a Canadá, lo extrañé tanto que se me pusieron las manos moradas, sólo por su ausencia. Sin embargo, cuando fui adolescente, me volví "rebelde" como muchos y no me llevaba muy bien con mi papá, lo encontraba odioso y dictatorial, me cargaba que mis compañeras y amigas encontraran mino a mi viejo y tuvimos peleas notables por carrete, en las cuales era calificada como "atrevida" por mi progenitor, debido a que nunca me callaba y repetía una y mil veces que tenía "la boca para hablar". De hecho me negué a estudiar ingeniería sólo para no darle en el gusto a mi padre, pese a mis evidentes habilidades matemáticas.

Mi viejo aguantó mi rebeldía con estoicismo y lloró a mares cuando su niñita se tuvo que alejar de la casa para ir a la universidad, mas en esa etapa nos reencontramos, pese a que nos veíamos sólo una vez al mes y hasta bromébamos de lo divertido que era que uno de mis profesores gay lo encontrara regio e igual a Steven Seagal.

Con los pololos la historia tampoco fue fácil y criticaba a full, a los noviecitos de turno, tildándolos de feos, tontos, poca cosa y otros epítetos parecidos, con mi marido la historia no fue diferente, pero de a poco se fueron conociendo y queriendo e incluso en mi etapa de separación, nunca se entrometió en mala y siempre veló por el bien de los dos. Cuando volvimos nos preguntó si estabamos seguros y hoy está contento de que estemos bien y se muere por ser abuelo. Lamentablemente aún no le doy esa felicidad y aunque no habla mucho de la situación, sé que le caló el alma la muerte de mis sobrinitas.

Hoy nos llevamos espectacular, nos respetamos como persona y como profesionales y más de una vez nos hemos dado opiniones laborales. Por su pega actualmente viaja bastante a Santiago, pero sólo disfruto de su compañía unas horas, las que aprovechamos a concho, haciéndonos cariños mutuamente. Cada vez que lo miro, ya no lo encuentro tan alto ni fuerte y me da ternura como va envejeciendo y se vuelve frágil. Mi papá ya no es Steven Seagal, ahora sólo es mi viejito.

¡Feliz día papá! te quiero mucho

burtonbk