ME AVERGUENZA VIVIR EN PROVIDENCIA

Vivo hace muchos años en Providencia y siempre me ha gustado la comuna porque creo que tiene ese ambiente de barrio que se agradece y del cual me gustaría que mis futuros hijos pudieran disfrutar. Sin embargo, me carga el alcalde Cristián Labbé y su dictatorial y dudosa gestión municipal; mas si hay algo que me ha indignado hasta el alma fueron sus declaraciones en relación a que el asesino del niño Carlos Fariña, Enrique Sandoval era "un hombre intachable".

¡Cómo mierda alguien puede tener tan estrecho el cerebro para decir que es intachable un sujeto que secuestró y mató por razones políticas a un niño de 13 años!. Hace un tiempo trabajé haciendo una investigación de análisis de contenido sobre publicaciones de casos de Derechos Humanos para la Policía de Investigaciones y pude imbuirme de los macabros detalles de la serie de asesinatos y torturas ocurridos durante la dictadura y una de las cosas que más me caló fueron las torturas y muertes a niños.

Carlitos Fariña fue detenido el 13 de octubre de 1973 en su domicilio en la población La Pincoya durante un allanamiento ejecutado por funcionarios del Ejército, Carabineros e Investigaciones. El niño fue sacado de su cama y golpeado por un fuerte culetazo en el pecho, cayendo al piso y siendo arrastrado a una cancha de fútbol cercana de donde fue trasladado con destino desconocido por un jeep militar.

Desde ese instante la familia de Carlitos no supo de su paradero hasta el año 2000, e incluso su madre murió de cáncer en el 77 sin saber de su paradero. Carlitos no tenía militancia política y se presume que fue detenido porque a finales de septiembre un delincuente le pidió que guardara un arma y el niño al mostrársela a otros pequeños de su población, accidentalmente la disparó, saliendo herido otro menor de 6 años, por lo cual fue denunciado a las fuerzas militares. La causa se judicializó y el niño fue ingresado a una casa de menores donde fue abusado sexualmente, por lo cual huyó a su hogar, llegando con fiebre. Una de las vecinas que desconocía las razones que habían impulsado a Carlitos a huir, avisó a los militares que estaban allanando el lugar, los que lo procedieron a detener.

La madre de Carlitos realizó innumerables pesquizas para saber del niño; no obstante, todos resultaron inútiles, pues incluso el Ministerio del Interior de la época llegó a declarar a la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas que el menor no tenía existencia legal (o sea no existía), en circunstancias que tenía en orden su certificado de nacimiento y estaba inscrito en la libreta de familia, lo único que Carlitos no poseía era cédula de identidad, pues en ese tiempo no era habitual que los menores tuvieran dicho documento antes de la mayoría de edad.

El cuerpo de Carlitos fue encontrado el 30 de junio del 2000 en la comuna de Pudahuel, en la esquina de Américo Vespucio con San Pablo a sólo 60 centímetros de profundidad por trabajadores de la construcción. El Instituto Médico Legal certificó que las osamentas correspondían a Carlitos, éstas poseían 14 impactos de bala en el cráneo y otras partes del cuerpo.

El ministro Zepeda decretó la libertad bajo fianza de Enrique Sandoval, tras pagar sólo 50 mil pesos (¡vergonzoso!), quien está procesado como autor del homicidio y secuestro de Carlitos. Actualmente Sandoval se desempeña como funcionario encargado de la seguridad de la comuna de providencia y fue ampliamente respaldado por el alcalde Labbé, ante lo cual el hermano de Carlitos, Iván Fariña señaló irónicamente que se iría a vivir a Providencia por ser una comuna muy segura "Si la gente encargada de la seguridad en la comuna de Providencia es gente de esa calaña (por Sandoval), no debe haber delincuentes. Y si los hay, los van a matar de la misma forma que a mi hermano. Por eso creo que es un barrio seguro".

Hoy me avergüenza vivir en Providencia...

burtonbk