EL VESTIDO DE NOVIA

El fin de semana fui a comprar un regalo para el matrimonio de una prima que se casa en febrero, la pobre está atormentadísima porque según su juicio, debe bajar, a lo menos, 5 kilos para verse "radiante" ese día, lo cual la ha llevado incluso a tener un personal trainer.

Yo me pregunto ¿no será musssho? Y me cuestiono la razón de que el vestido le quite el sueño a tantas novias.

Me acuerdo que para mí, lo del vestido famoso era un cacho, nunca fue mi sueño causar conmoción con el famoso vestido, me interesaba verme decente y no muy pechugona, nada más. Tenía un concepto claro del vestido que me gustaría usar y de hecho, prefería que no fuera blanco, sino negro o café moro, pues me carga el blanco, pero el cura no me dejó y bueno, tuve que buscar uno blanco. De acuerdo a mis tiempos opté por lo más práctico, ir a una tienda donde ya estuvieran hechos y no enviármelo a confeccionar. Sin embargo, el concepto de vestido que yo tenía, no existía y me tuve que conformar con el más sencillo que encontré. Era increíble como los famosos vestidos de novia eran lo mas parecidos a un árbol de pascua y mientras más brillo y adornitos de pésimo gusto, más caros. Las vendedoras de dichas tiendas eran lo más parecidas a mi definición de brujas y opinaban sobre lo que no se les preguntaba y ví como muchas cabras jóvenes, cedían ante las sugerencias de las mounstruosas viejas.

Yo fui sola, aunque no faltó la amiga que se ofreció a "ayudar", porque creía que nadie mejor que uno sabe qué le queda bien y qué no y en los dichosos momentos de la búsqueda me dí cuenta que fue lo mejor. Era increíble como las mamás, abuelas, tías, amigas y -por supuesto-vendedoras que asesoraban a las jóvenes novias opinaban sobre el modelito en cuestión a rabiar, no dando necesariamente los mejores consejos. Me acuerdo perfecto como una novia muy jovencita que deseaba un modelo bien sencillo, terminó llevándose un armatoste repleto de perlitas, brillitos, bordaditos y una cola digna de Lady di. Yo mandaba las amables sugerencias al África, pues la que se casaba era yo y sentía que nadie tenía el derecho a meterse.

¿Pero por qué la obsesión de verse "radiante" como dijo mi prima? Probablemente porque es un hecho incuestionable que todo el mundo pela a la pobre novia, que se vé gorda, que se ve potona, que se ve pechugona, que se ve rasca, que se ve chica, ufffff!!

¿Pero realmente importa la opinión de los demás? Se supone que lo único que debería preocupar es la opinión del novio y obvio que uno se sienta bien en ese importante día.

El origen de los vestidos de novia se remonta a Roma, donde las novias se casaban con la misma túnica blanca que usaban a diario, pero se envolvían en un velo de gasa color púrpura, adornado por una corona de flores. Más adelante en la época de los lombardos, las novias se vestían con una túnica negra larga, sobre la que se ponían un manto rojo; mientras en la edad media el color de las novias era el rojo con decoraciones doradas, ya que representaba la realeza y el poder. Durante el renacimiento, no importaba el color, sino que la tela fuera bordada con piedras preciosas, perlas y diamantes. Por el siglo XVIII abundaban los colores pastel y recién con el surgir de la clase burguesa aparece el blanco y el velo en la cabeza como símbolo de riqueza, derivando posteriormente al famoso traje blanco que supuestamente representa pureza e inocencia. ¿Vale la pena entonces tanto stress por un ropaje que ha ido cambiando tanto a lo largo del tiempo y que termina olvidado por allí en un rincón de nuestras casas?

No lo creo y espero en el alma que nadie, incluyendo a mi alharaca prima, padezca demasiado por ello.

burtonbk